Ringo

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Cuando Ringo llego a mi vida habían pasado unos buenos años sin que yo haya tenido una mascota. Quizás unos doce o trece. En mi niñez siempre hubieron perros en la casa, de los cuales tengo los recuerdos más simpáticos, pero siendo sincero, no recuerdo el tipo de relación íntima que tuve con ellos.

Antes de Ringo, habíamos tenido la usual vida de una pareja sin hijos. Compartíamos un piso, pagábamos las cuentas, nos levantábamos a trabajar, paseábamos los fines de semana, hacíamos el amor de cuando en cuando, tomábamos café con leche, usábamos medias de lana en el invierno y mucho aire acondicionado en el verano, nuestro auto olía a Glade, nuestro piso parecía un ambiente de exhibición de Ikea, nuestros fines de semana  estaban llenos de mañanas largas en la cama (al menos en los días lluviosos), Banana Pancakes,  música de Jack Jhonson, algún que otro libro, running, trabajo, mucho trabajo y a dormir. En resumen: Una vida común y corriente.

No se cuando, ni donde pero en algún momento de ese eterno cargamontón cíclico llamado Rutina, decidí tener un cachorro. No por altruismo,  no por amor a los animales, no para evitar que un cachorro menos vaya al matadero, no por falta de compañía y no para participar en exhibiciones…Decidí tener un perro porque sentía que me faltaba «algo». Quería algo que criar y que no fueran plantas (siempre he tenido mala suerte con las plantas. Se mueren apenas entran en mi casa). Las plantas me aburren porque están muy quietas. Quizás yo también les aburro a ellas y por eso se me mueren sin despedirse.

Ringo aterrizó una noche en casa. Hace un año ya. Un amigo conocía a una amiga que conocía a otra amiga que estaba dando en adopción a un cachorro pastor alemán. Llegó flaco y cabezón. Las orejas desproporcionadamente inmensas para su cuerpo, le daban un aspecto de maestro Yoda con cara de perro.  No voy a ser demasiado específico respecto a todas las diabluras que hizo en un año. Solo voy a mencionar que le encantan los buenos libros . Platón descansa en sus entrañas al igual que Tolstoi. Pedazos de alfombra pueblan su flora intestinal, muchos lapiceros han esparcido su tinta en su estomago canino y muchas diarreas hemos limpiado con pundonor. No voy a mencionar tampoco en lo que se ha convertido mi auto. Solo voy a decir que el olor a Glade ha desaparecido. Se ha ido para dar paso a un olor a lobezno mezclado con aliento perruno.

Pero Ringo es mucho más que eso. Ha cambiado nuestras vidas para bien. No pensé nunca en la vida, compenetrarme tanto (sentimentalmente hablando) con algo no humano. Sé que es un perro y sé que nunca va a poder decir una sola palabra. Aunque siento que me habla con los ojos, usando la miradita y de solo verlo un instante me doy cuenta de cuanto me quiere y de cuanto yo lo quiero a él. Quizás estoy delirando un poco, pero siento que tener una mascota te hace ver las cosas en proporción. Te hace entender el cuan cerca de los animales estamos. Lo ínfimo que son las diferencias entre una especie y otra. Tanto así que pueden llegar a quererse superando las diferencias de ADN. Somos más humanos (y lo digo por experiencia) cuando nos acercamos a lo animal y entendemos la magnitud de nuestro parecido. Sentir esas sensaciones te convierte sin más ni menos en mejor persona, en mejor amigo y de por si en mejor ser humano.

Así que si sientes que te falta «algo» y tienes el tiempo y los recursos para adoptar a algún ser vivo para que te quiera sin ponerte condiciones: Hazlo sin reservas que no te vas a arrepentir. O quizás estás dudando entre hacerlo o no: Hazlo sin miedo, te puedo garantizar que es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.

Hasta pronto.

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Un comentario en “Ringo

  1. Hanz, que mas puedo yo añadir a tu comentario, este lo realizaste con amor, ahi no cabe mas, te entiendo perfectamente, simplemente en casa hemos tenido esta experiencia durante casi 17 años con mi hijo el sr SPOT, eso es mi HIJO, ahora estoy seguro que me vas a entender sobre como llega uno a querer y amar a estos seres del planeta tierra como nosotros, tambien son terricolas , tienen adn, cuentan quizas con un amor mayor al nuestro, nos hacen conocer el valor de la amistad sin limites. para ellos no hay valor ni bienes que sirvan para otorgarnos ese cariño irrenunciable, con ellos no existe el yo te doy los que tu me das, ellos solo dan , te puedes imaginar el dolor que todavia hay en el corazon de mi familia cuando Spot se fue de nuestras vidas , ya son mas de 4 meses que partio, para siempre, todavia sentimos el dolor de su partida. de consuelo nos quedan sus recuerdos , travesuras , correrias para llevarlo a su control de su veterinario, y luego el agradecimiento de el, con su manifestacion de cariño y amor, en fin me quiebro, lo extraño, pienso que quizas el tiempo me ayude a comprender el porque nos sentimos asi , que la gente llegue a saborear este amor de estos semejantes nuestros , gracias amigo Hanz por esta oportunidad de manifestar algo guardado en mi corazon.
    Cuesta decir mi Perro, nunca lo llamare asi , se trata de mi hijo Spot.

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