Aquí estoy. Después de un mes sin escribir se siente de puta madre volver al ruedo. Desde mi mesa de madera. Junto a mi pastor alemán. Escuchando música en Grooveshark. Tecleando en mi ordenador. De a pocos pero con la consistencia de una lluvia de Octubre. Aquí estoy.
Acabo de regresar de un viaje espectacular por Asia. Visité Nepal y Tailandia en un mes lleno de momentos inspiradores. Pequeñas aventuras. Grandes paisajes y de conocer gente de la puta madre. Quiero dedicar unos cuantos posts de este blog a ese viaje. A por menores de los lugares y costos. Este no es un blog de viaje pero si se puede ayudar a alguien que quiera llegar por esos lados pues aquí quiero dejar una fuente de información en español para los que la necesiten. Así que sin ponerle más drama al asunto vamos con el cuento.
Nepal:

Aterrizamos el Miércoles cuatro de Setiembre en Katmandú. En Nepal estaba aun presente el Monsoon de verano. El cielo estaba taponeado de nubes y las calles del Tamel (centro turístico de Katmandú) estaban húmedas y sucias. Me sorprendió un poco que no existan las veredas y que tanto los autos como la gente y las vacas caminasen por el mismo sitio sin apenas molestarse los unos a los otros. Mi preparación y todos mis recursos hasta ese instante estaba destinados a hacer el Trek al campo base del Everest. Me pasé un año entero planeando el Trek. Leyendo artículos. Aprendiendo el mapa y además considerando un plan B en caso el clima no permitiese que nuestra avioneta salga de Katmandú a Luckla donde se empieza el bendito trek. Después de dos horas de estar en Katmandu entendimos que íbamos a tener que inclinarnos por el plan B (El trek Around Annapurnas) que cruza los Himalayas de sur a norte en la zona de los picos Annapurna que son cuatro «montañitas» que rozan o sobrepasan los ocho mil metros de altura. Acompañados además de decenas de montañas por encima de los seis mil metros. El pronóstico del tiempo indicaba lluvia toda la semana en Katmandu así que no saldría ninguna avioneta a Luckla. Así que el Everest quedo tachado casi de inmediato. Al día siguiente tendríamos que viajar por auto a una zona específica donde comenzaríamos el Trek de los Annapurnas. El mismo Miércoles a las cuatro de la tarde conocimos al que sería nuestro porteador: Atchut. Se veía joven y algo debilucho pero tenía algo en su mirada que de inmediato nos conquisto. Le dimos el visto bueno y quedamos encontrarnos al día siguiente muy temprano para salir hacia el Trek. Más tarde bebimos un par de cervezas. Nos comimos el panqueque de chocolate más asqueroso que he comido jamás y nos fuimos a dormir temprano.

Día uno: De Katmandú a Syange
Salimos desde el mercado de katmandú a las siete de la mañana. En una camioneta de locales y otros cuatro turistas que iban a hacer el mismo trek que nosotros. Íbamos como sardinas. Pero íbamos. Quince minutos después de salir nos encontramos en un atolladero en la carretera de salida de Katamndú. Habían habido deslizamiento de tierra y piedras y estaban limpiando las vías. Avanzamos a paso de tortuga dos horas. Con mucho calor y mucho olor a axila nepalí. Por fin pasamos la zona de los deslizamientos y viajamos por una campiña verde al lado de un río que fluía a nuestra derecha. La zona era montañosa pero tropical. Con mucho calor y mucha humedad. A las tres de la tarde llegamos al pueblo que se llama Besi Sahar. Es la primera estación del Trek. Ahí la policía local hace un control de los permisos de trek. Hay gente que empieza a caminar desde Besi Sahar. No es recomendado por la cantidad ingente de sanguijuelas que hay después del Monsoon de verano. Nosotros con los otros turistas que venían con nosotros desde de Katmandú tomamos un Jeep que nos llevaría al pueblo de Syange por una supuesta carretera. La verdad es que la carretera es inexistente y el jeep avanza por un camino para burros o caminantes que va bien pegado a un abismo y que en muchos momentos hace que te veas abajo en el río por lo estrecho y jodido que es. Por momentos quisimos bajarnos y dejar que las sanguijuelas nos devoren a seguir jugando esa ruleta rusa a la que le dieron el nombre de Jeep. Después de dos horas de estar rebotando entre piedras al lado de un precipicio y de sentir mis riñones a punto de la insuficiencia renal llegamos a Syange.

Syange son cuatro casas de las cuales dos son pequeñas posadas o lodges para trekkers. Entramos en la primera que vimos y preguntamos si tenían agua caliente. Dijeron que sí. Conseguimos el alojamiento de gratis siempre y cuando cenemos y desayunemos en el local. Nos dieron un cuarto con dos camas separadas. Abrimos nuestros sacos de dormir. Matamos un par de arañas y nos fuimos a bañar. El agua estaba muy fría y nos dimos cuenta que nos habían engañado con el cuento del agua caliente. Nos bañamos con agua fría. En parte estuvo rico porque Syange está a 1100 metros sobre el nivel del mar y tiene un clima tropical de los cojones. Hacia calor así que disfrutamos el baño. Luego cenamos con los muchachos que habíamos conocido en el viaje desde Katmandú. Comimos unos panqueques bien hechos y pasta salteada con vegetales. Me tomé una cerveza. Jugamos cartas. Nos reímos un rato. Nos despedimos de Atchut que comía con los demás porteadores y nos fuimos a dormir a las nueve de la noche después de llenar las camelback con agua y ponerles pastillas de cloro para potabilizarla. Al día siguiente caminaríamos hasta Tal.
Día dos: De Syange a Tal
Nuestro primer día caminando. Salimos a las ocho y quince de la mañana. Al cabo de cuatrocientos metros me di cuenta que esto recién estaba empezando y yo ya estaba resoplando. La noche anterior había dividido la carga entre yo y Atchut en partes iguales. Me di cuenta mientras caminaba que si quería terminar en trek sin morir en el intento tendría que cargar un poco más a Atchut para alivianar mi carga. El resto de parejas o personas cargaban a sus portedeadores con veinte kilos o más. Atchut tenía solo doce. Decidí al día siguiente subirle la carga a quince y yo quedarme con nueve o diez kilos. Caminamos por una ruta cómoda. Siempre con algo de pendiente hacia arriba. Siempre al lado izquierdo del río.

El sol nos empezó a pegar duro a eso de las nueve y media. No había sombra y me percaté en ese instante que no nos habíamos preocupado de traer sombreros para el sol. Dafna sufría un poco con el calor y con la subida. Llegamos a una pequeña vivienda que vendía botellas de agua. Le pregunté al vendedor si tenía un gorro que pueda venderme. Me dijo que si y me saco un gorro mugroso marca Columbia y me dijo que era muy bueno. Me pidió seiscientos Rupies (seis dolares) Lo regateé hasta trescientos cincuenta. Hicimos el trato con una sonrisa. Tomé el gorro y se lo dí a Dafna. Lo lavamos un poco antes de que lo usase y continuamos caminando. Llegamos al pueblo de Chiamche y ahí almorzamos. Pedí la popular dal baht nepelesa que consiste en arroz y una sopa de lentejas acompañado de papa al curry. Se puede pedir que te rellenen el plato a cada rato. Después de cuatro horas de caminata la comida me sabía a gloria. Después de comer bajamos al lecho del río y nos encontramos con nuestro primer puente colgante. Si le tienes miedo a la altura (como yo) tu primer puente colgante cruzando sobre un río caudaloso a veinte metros de alto te da sencillamente ganas de cagarte encima. Lo crucé mirando al frente respirando y tratando de no entrar en pánico preguntándome a mi mismo porque siempre tengo que hacer las estupideces que hago así las odie. Atchut y Dafna vinieron atrás mio. El río abajo hacia lo suyo. Metía ruido y espumeaba como perro rabioso. Al otro lado comenzamos una subida algo empinada. Las piedras estaban mojadas. Habían caídas de agua por todos lados. Poco a poco alcanzamos una emplanada donde Atchut me señalo una colina y me dijo que después de la misma estaba Tal. La colina no se veía tan empinada. Sonreí satisfecho. Una hora después a los pies de la colina la sonrisa se me había borrado. Era una colina muy empinada y la subida no era fácil. Me di fuerzas a mi mismo y me repetí la frase que siempre me repito: «A por ello….» Y subí acompañado de Dafna. Los dos juntos progresamos bastante bien. Poco a poco llegamos a media colina donde había una casa donde descansamos unos minutos. Tomamos unas fotos y esperamos al resto del grupo. Continuamos la subida. El peso me estaba haciendo algo de mella. Los muslos me dolían mucho mientras subía. Hasta que llegamos a la parte más alta. Ahí nos encontramos un arco que decía «Welcome to Tal». Pasamos por debajo del mismo y comenzamos a descender a un valle ancho. Tal se veía a un kilómetro de distancia. Al lado derecho del río. Caminamos hasta un terreno plano y luego nos deslizamos hasta la villa. Vimos un lodge ordenado y «limpio» y decidimos quedarnos ahí. Nos bañamos con agua fría. Atchut trajo la mochila al cuarto. Lo vi fresco como una lechuga. Así que me dije a mi mismo «tres kilos más no lo van a matar». Estábamos en tal a 1700 metros de altura. Comimos la cena y nos dormimos como bebes. Al día siguiente saldríamos a Danakyu.
Continuará…

Todo un aventurero Mario. Te sigo la pista, saludos.