Una de las cosas que más dolor nos causan en la vida son las equivocaciones que a veces cometemos con las personas que queremos. A veces herimos poco o mucho a un amigo. A un hermano. A un padre O a un hijo. Cuando pensamos en la palabra o palabras mal dichas o en el acto mal hecho ya es tarde. Hemos herido a alguien. Nos hemos equivocado con esa persona. En el mejor de los casos le hemos hecho pasar un mal rato. En el peor le hemos hecho mucho daño.
Si esa persona es realmente un ser querido el sentimiento que se apodera de nuestra mente es el arrepentimiento por haber herido a esa persona dueña de nuestra confianza. Muchas veces la sensación de que nos hemos equivocado nos invade y en vez de permitirnos solucionar las cosas nos empuja a retraernos y a callar. Nos arrepentimos de lo que hemos hecho y del daño causado pero no somos capaces de actuar con rapidez para tratar de parar la sangría de sentimientos que fluye de la persona herida.
Como en cualquier enfermedad. Mientras más rápido consigamos la cura. Más rápido nos vamos a sentir mejor. O vamos a hacer sentir mejor a la persona enferma. Esto es a grosso modo el tratamiento a dar que he aprendido con los años que me he pasado hiriendo a la gente:
- Aprende a aceptar que estás equivocado. El orgullo es un sentimiento que puede acabar con matrimonios de cincuenta años y evitar que un padre hable con su hijo cien. Debemos ser conscientes de que el orgullo lo debemos dejar para cuando saquemos buenas notas en el colegio o ingresemos a Harvard pero nunca jamás para tratar con gente que amamos.
- Ponte en el lugar del otro. Podemos intentar ponernos en lugar del otro pero nunca estar realmente en su lugar. Eso lo debemos entender. Al menos nos podemos identificar con su dolor o enojo.
- Todos somos humanos. Todos. Absolutamente todos nos equivocamos. A veces le hacemos daño a la gente sin querer. A veces queriendo. Esta bien. Hay que entender que es el costo de vivir en sociedad. Herimos al resto y nos hieren constantemente. Es parte de nuestra humanidad.
- Tómate un tiempo. Hay gente que no acepta las disculpas al minuto. Hay gente que necesita enfriarse y tragarse el dolor para poder disculpar. A veces es mejor tomarte un tiempo y darle a esa persona la posibilidad de entender que si realmente vienes a disculparte es porque la necesitas a tu lado.
- Aprende. No cometas los mismos errores demasiadas veces seguidas. La confianza desaparece rápido como la bruma al amanecer.
- Discúlpate sinceramente. Si sientes que le has hecho daño a alguien que quieres y tienes la necesidad de remediarlo. Pide disculpas. Pídelas sinceramente y demuestra con actos que realmente lo sientes.
- Acepta las consecuencias. Los errores y equivocaciones en la vida usualmente tienen consecuencias. Aprende a convivir con ellas. Si has dañado tanto a esa persona y sientes que la has perdido. Afróntalo y vuélvete un mejor ser humano gracias a ella y por ella.
- Vive mejor. Todo es aprendizaje en la vida. De cualquier situación por mala que sea puedes sacar algo bueno. Conócete mejor después de eso y mejora.
La vida pasa rápido. O termina rápido. He aprendido a no pelear y a no herir a los que quiero. No tiene sentido. Los acepto como son. Los extraño como son. Los necesito como son.
Ya que estamos hablando de simplificaciones y minimalismo. Pues ama con ganas a la gente que realmente amas. Quédate con aquellos que lo valen y sencillamente simplifica al resto.