Las cosas NO necesariamente te hacen feliz. Quizás debería decir que NO te hacen feliz nunca. Al comprar algo nuevo sueles sentir algunos momentos de satisfacción. Es verdad. Aunque también es verdad que esa satisfacción se desvanece bastante rápido.
Las cosas no te hacen feliz porque la FELICIDAD NO ESTA EN LAS COSAS ni en ningún lado. La felicidad es una utopía inalcanzable. Podemos sentirnos felices pero no podemos ALCANZAR LA FELICIDAD.
Nuestra cultura y el sistema de consumo en el que vivimos nos empujan a la adquisición de bienes supuestamente necesarios, que nos van a hacer la vida más útil, que nos van a sacar una sonrisa de los labios, que nos va a hacer los mejores y más productivos seres humanos.
Quieres viajar más rápido, compra Honda.
Quieres correr más rápido, usa Nike.
La publicidad funciona de una manera extremadamente básica y usa la necesidad que tenemos de compararnos con el resto para introducir sus propuestas de hacerte más feliz, productivo, guapo, interesante, elegante, sexy, rápido, saludable que los demás.
Consumimos porque nos comparamos con los demás y no nos queremos quedar atrás mientras el resto consume.
¿Qué pasaría si todos están a la moda y tú no?
¿Qué pasaría si todos tienen ya el último artilugio tecnológico y tú no?
¿Qué pasaría si todos comen en sitios de moda y tú lo haces en casa?
Pues la respuesta es NADA. Las modas pasan. Existen para que compres cada cuatro meses una nueva colección de ropa. La tecnología avanza cada día. No puedes mantenerte al día siempre con ella. Ademas un iphone 4 funciona igual de bien que un 5S. Si no comes en un sitio de moda lo único que sucede es que ahorras dinero. Nada malo pasa si el resto hace cosas y tú no las haces.
El primer paso para minimalizar nuestras conductas nocivas es:
DEJAR DE COMPARARNOS CON EL RESTO.
Hablando desde mi experiencia personal. Desde que he dejado de compararme con lo demás (aunque a veces recaigo) . Me siento mucho mejor. Menos estresado. Me he quitado el gran peso de encima que «alguien»(la educación, los padres, la sociedad) puso en mí en la infancia. Soy más libre y más sereno. Soy una versión light de mi mismo. Por ende consumo menos, porque la gran presión por consumir se ha ido extinguiendo de a pocos.
Veo mi casa y como poco a poco se va vaciando de cosas inútiles. De adornos sin sentido. De recuerdos de viajes pasados. Y en cambio veo espacio. Orden (aunque tengo que trabajar mucho en este punto aún) y simpleza.
Vale la pena.