Desde que era un niño aprendí que el trabajo o trabajar es una parte vital en nuestra existencia. En nuestra cultura se honra al trabajador esforzado. A aquel que está de pie antes de que salga el sol y regresa a casa después de que este se ha ocultado. De sol a sol, dice la frase. Admiramos a aquellos hombres que se rompieron los lomos construyendo lo que vemos. A aquellos que pusieron las columnas y los cimientos de nuestra civilización. Trabajaron duro, sin descanso. Hay que seguir trabajando fuerte en honor a ellos y en honor al pan que llevamos a casa. En honor a tener una vida mejor. En honor a darle un mejor futuro a nuestros hijos. En honor de crecer mucho más como personas. En honor de que es lo que se debe hacer. Porque es lo que nos enseñaron: Tener trabajo es lo mejor que le puede pasar a alguien por estás épocas y todo el mundo no puede estar equivocado ¿no? o ¿sí?
La mayoría de nuestros puntos de vista. Tanto educativos como laborales han sido generados a mediados del siglo XVIII, durante la revolución industrial. Hemos heredado de nuestros padres y abuelos normas de conducta diseñadas específicamente para aumentar la productividad. Una sociedad para ser considerada moderna y que entre al juego del mercado mundial, debe ser una sociedad productiva. No solo que soporte sus necesidades propias (las de la sociedad) sino que produzca la mayor cantidad de excedentes para que se promuevan el intercambio de bienes a mayor o menor escala. Si entiendes esto, te vas a dar cuentas que el sistema en el que vivimos está diseñado hace casi 300 años por gente que pensaba como hace 300 años. Desde Adam Smith llegando a las ideas de Marx y Engels un siglo después. Por consiguiente gran parte de los ideales y factores culturales modernos están pre diseñados en aquellos tiempos.
Solo escribo de esto porque trato de buscar, en un contexto histórico, la razón por la cual sentimos esa adoración por el trabajo. No solo por el trabajo en si mismo. Sino por el hecho de gastar nuestros días trabajando. Produciendo.
No voy a discutir si trabajar como lo venimos haciendo está bien o mal. Vivimos en una sociedad en la que debemos trabajar para poder subsistir. Trabajar, al fin y al cabo, soporta nuestra subsistencia y nos brinda bienestar. No solo material, sino que nos suele dar una razón por la cual existir. Por la cual levantarnos. Nos sentimos útiles. Productivos. Somos indispensables.
El trabajar está bien, pero ¿el trabajar más es mejor?
Hay un punto en que las cosas positivas se vuelven negativas. El exceso de ejercicio genera lesiones. El exceso de trabajo puede hacer que vivas TODA tu vida sin haber vivido y además de eso te puede matar de estrés. Y aquí es donde entra el facto de que en los últimos cincuenta años trabajamos cada vez más. No te dejes engañar con eso de las horas laborables. Eso de que se trabajan 8 horas al día es bastante simpático pero no es cierto. La gente de hoy trabaja desde casa. Si no te llevas el trabajo a casa no eres productivo y si otro lo va a ser mucho más que tú ¿Por qué no reemplazarte entonces? Trabajar y nuestro trabajo se ha convertido en el centro de nuestra existencia. El trabajo que hacemos es lo que somos. No somos personas. No somos organismos biológicos inteligentes. Somos abogados, ingenieros, médicos, soldados. En algún remoto lugar de estos últimos trescientos años hemos perdido nuestro carácter y nuestra humanidad para ser parte de un sistema productivo y especializado en generar riqueza.
Algo tan simple como tomar una siesta se ha convertido en algo mal visto. Hay países que mantienen el hecho de descansar en la tarde como parte inherente de su cultura y son vistos por otros países más productivos como sociedades zánganas y ociosas. Los españoles, los italianos, los portugueses, los griegos son vistos como ineficientes y vagos por sociedades europeas del norte de Europa. Sociedades en las que la gente está programada para producir por lo menos 11 meses de 12. Doce horas por día. Cinco días a la semana. Lo más posible. Lo más rápido posible. Lo mejor posible.
¿Pero cuál de los dos puntos de vista es el mejor?
Según mi experiencia. El punto de vista equilibrado es el mejor de todos: No trabajando en exceso. No dejando que el trabajo sea el centro de tu existencia. El trabajo debe ser una actividad como cualquiera de las muchas que debes estar haciendo en esta loca aventura que se llama vida. El trabajo debe ser algo en lo que gastamos un poco de nuestro tiempo y nos mete en el sistema. Algo que nos da orden. Algo que nos facilita las cosas. No algo que nos exprime y nos quita la vida sin darnos cuenta.
La mayoría de nosotros sabemos como funciona el sistema. Todo lo que he puesto aquí no es nuevo par ti. Aunque a veces es bueno leerlo en algún sitio para recordar porque hacemos lo que hacemos y porque vivimos como vivimos. Yo antes trabajaba duro y parejo. Hoy me tomo siestas y me siento mucho más feliz así. Si no lo haces, te lo recomiendo encarecidamente. Me importa un rábano que me digan zángano o que no me vean trabajando a mil por hora todo el día. Soy el más productivo en el trabajo durmiendo más que todo el mundo. Y soy más productivo precisamente porque descanso. Porque recargo energías. Porque sé cuando parar a respirar.
Ayer me tomé la tarde y fui a la playa saliendo del trabajo. Me tomé una cava, comí quesos y vi el sunset. En medio de la semana laboral, me sentí en medio de las vacaciones.