Todo va a pasar, como Osama o el Atari

Gam Tze Yhavor…גם זה יעבור

Una frase popular en el lexicón hebreo. Significa: También eso-esto pasará…

He estado en cama por unos días. Sufriendo por algún micro bicho que estaba muy enamorado de mí. Supongo que los antibióticos le habrán demostrado que yo no lo quiero cerca de mí en lo absoluto. Espero que se vaya. Que se  olvide de mi nombre. De mi cara. De mi casa y que pegue la vuelta…Para siempre.

Pero volviendo al Gam Tze Yhavor… En medio de mis delirios y mis fiebres me decía una y otra vez Gam Tze Yhavor. También esto pasara. También esto pasara. Tambien esto pasara. 

Pasará rápido como casi todo en la vida y dejará un destello albo como el que deja un velero en medio del mar. Pasará tan rápido como:

  • La inocencia
  • El primer beso
  • Los Jeans Carpintero
  • Romario
  • Tu primera vez
  • Los pechos de Sabrina saliendo de la piscina
  • Los pantalones de cuero
  • El Atari
  • Soda Stereo
  • El fútbol en la pista
  • EEUU 90
  • El Pinball
  • El Batigol
  • La adolescencia
  • Las resacas de los fines de semana
  • La niebla de la puerta de mi casa
  • El Show de Tinelli
  • El juguete de Motta
  • My Space
  • Las Crocs
  • Ronaldinho Gaucho
  • Mis sueños de ser astronauta
  • La guerra fria
  • El muro de Berlín
  • Osama
  • Sadam
  • Obama
  • Nokia
  • Nintendo 64
  • Las lisuras de la abuela
  • Los pañales reusables
  • Los cocachos
  • Las palabras de mama antes de dormir
  • Jenna Jameson
  • La juventud

Tengo mucho miedo

Mi perro trabajando con su miedo marítimo...
Mi perro trabajando con su miedo marítimo…

Todos tenemos miedo.

Yo le tengo miedo a una infinidad de cosas. Hay gente que piensa que no le tengo miedo a la muerte. Si me conoces un poco, puedes entender por qué.

Pero no es verdad. Le tengo miedo a la muerte y mucho. Le tengo miedo a la vida también. A las malas decisiones que pueda estar tomando. Le tengo miedo a la vejez. Le tengo miedo a la traición. Le tengo miedo a la incertidumbre. Le tengo miedo a eso y a miles de cosas más.

Como te dije antes, todos tenemos miedo.

Según mi experiencia y de acuerdo a lo que me han instruido y enseñado, sé que no puedes dejar de sentir miedo. El miedo es algo que forma parte de nuestra naturaleza. Con el miedo no hay nada malo. Lo que es malo es quedarte paralizado por el miedo. No saber trabajar con él. No ser capaz de tomar decisiones bajo su influencia. He ahí la raíz del daño que nos hace el tener miedo a algo. El miedo nos inmoviliza y nos vuelve incompetentes. Al ser incompetentes, no solemos aportar ninguna solución al problema y lo único que logramos es agravarlo.

Yo he agravado problemas en mi vida profesional o personal por no haber actuado a tiempo. O sencilla y llanamente, por no haber actuado y punto. El miedo me ha paralizado en combate. El miedo me ha paralizado dando una presentación de Power Point. El miedo ha evitado muchas veces que diga lo que realmente siento o pienso.

Dentro de todo lo que he aprendido en mi vida militar. Puedo decir que el «control del miedo» es la herramienta más grande e importante que he sacado conmigo. No hay una receta mágica para no sentir miedo. Pero si hay una receta no tan mágica para poder trabajar con él. Para poder actuar cuando debes y como debes. La receta es simple: Razonar el miedo.

La mayoría de nuestros miedos, por no decir todos, están diseñados y amoldados dentro de nuestro cerebro. Nosotros creamos el miedo. El miedo es eso y solo eso. Una creacción mental. Un conjunto de hormonas segregadas por determinados impulsos de pensamiento son las que nos hacen entrar en un trance de ansiedad y excitación que puede llevarnos desde el shock hasta el terror.

Dejemos de lado el rollo científico. Si te interesa puedes chequear sobre el cortisol y la adrenalina en Wikipedia.  Vayamos al punto en el que ya estamos sintiendo miedo y en cómo podemos manejarlo por nosotros mismos. Cómo podemos evitar que nos paralice. Cómo me puedo parar del piso, tomar la ametralladora y correr hacia adelante (porque sé que es lo que debo hacer). Cómo puedo dejar de interpretar los pensamientos de la muerte como algo negativo. Cómo puedo enfrentarme a un auditorio de 500 personas mientras doy una conferencia.

Razonar el miedo. Razonar el miedo. Razonar el miedo.

El miedo es un impulso primario. La razón es lo que hizo de nosotros, humanos. Como ser humano puedo controlar y trabajar con el resto de mis impulsos. Por ende puedo controlar mi miedo y trabajar con él. Si sé, que mi preparación le ha costado al ejército de Israel doscientos mil dolares. Estoy seguro del manejo de mi arma. De la velocidad con la que puedo correr 30 metros con todo el equipo encima de mí. Si sé que mi Negev puede disparar doscientos cincuenta balas antes que el cañón se comience a calentar, con una cadencia de tiro de 900 balas por minuto. Si sé que el enemigo está mucho menos preparado que yo. Si sé que corriendo en zigzag las posibilidades que una bala apuntada hacia a mí, me dé, son de un 12 por ciento a cien metros de distancia. Si sé y estoy consciente que puedo neutralizarlo por todo lo que yo soy y todo lo que no es él. Voy a tomar mi ametralladora y voy a a hacer lo que tenga que hacer para ello. Lo voy a hacer a pesar de tener miedo. A pesar de sentir que las sienes me explotan por la adrenalina. Lo voy a hacer porque sé que las consecuencias de no actuar van a ser peores que las de actuar. El miedo se va a mantener ahí latente. A mi no me va a importar. Voy a actuar con él a mi lado pero con la razón comandando.

He sentido terror en combate. Créeme, no es nada sensacional. Es algo que se inocula en tu sistema y no te deja. Pero si logras enfocarte en pensar unos segundos como en el párrafo de arriba. Logras automáticamente olvidarte del terror y pasas a hacer lo que tienes que hacer. Terror y razón no pueden funcionar juntos. O apagas uno y prendes el otro o al revez. Yo sé cual quiero usar.

Ametrallar a tu enemigo o hablar en público puden generar miedo. A veces, la misma cantidad de miedo. Y por ende, pueden ser neutralizados de la misma manera: Razonando el miedo.

¿Qué es lo peor que puede pasar si hablas delante de la gente? ¿Qué la gente se burle de ti? ¿Qué la gente no te acepte? ¿Qué piense que no eres lo suficientemente bueno? Si razonas un poco, esas son las raíces de tus miedos al pararte en un podio o cuando vas a dar una conferencia de TED.  Tienes que entender que todos esos miedos y todas esas incertidumbres no están más que en tu mente y en la de nadie más. Si tienes miedo que la gente se ría de tí. Hazlos reir un rato y luego anda al grano. No sabes como hacerlos reir. Solo sonríe, con eso basta y sobra. Hablar en público es como hablar con una sola persona. Es un monólogo frente a un gato. O frente a Wilson (la pelota de Tom Hanks). Hablar frente a todos no es más que eso: Hablar. Lo llevas haciendo toda tu vida.

Así podemos razonar nuestro miedo a la muerte (Si no te has dado cuenta, vas a llevar más tiempo NO existiendo que existiendo. Ya has estado ahí. Así qué ¿A qué tenerle miedo?….) Nuestro miedo a envejecer (Es la vida joder). Nuestro miedo a hablar con la vecina. Nuestro miedo a cambiar de trabajo. Nuestro miedo a criar bien a nuestros hijos.

Sé que es fácil decirlo y fácil escribirlo. Sé que es mucho más difícil enfrentarte al miedo. Pero como te dije. No tienes que enfrentarte con el miedo ni con nadie. El miedo puede trabajar a tu lado. Al fin y al cabo, es lo que te mantiene vivo. No tienes que pelear en contra tu miedo. Tienes que reconciliarte con él. Tienes que entender cómo funciona y cómo funcionan las cosas que están a tu alrededor. Mientras más sepas. Mejor vas a trabajar con todo lo que gira a tu alrededor.

Estoy entrenado en cierto punto para decodificar el miedo y poder trabajar con él. Miedo tengo. Todos y cada uno de los días de mi vida. ¿Si me quedo petrificado por él? Intento no hacerlo y lo logro la gran mayoría de las veces. ¿Que si tu puedes tambien? Pues sí.

Solo razona los pormenores de tu miedo. Solo descubre las débiles que son sus raíces. Hazlo así y anda para adelante.

Los momentos en los que amo ser minimalista

No tengo porque poner esta foto en un artículo como este. Pero me gusta a cualquier hora del día y en cualquier contexto, ver a mi perro sumergirse en el Mediterráneo…

Me acaban de botar de mi casa.

Aún no estoy pidiendo limosna en la calle. Sigo viviendo aquí. El punto es que me han dicho que a fin de año no me van a renovar el contrato. La razón: La hija de la dueña de la casa se va a casar y le van a dar «mi» casa a ella sin que pague la renta como yo lo hago. Vida fácil para algunos. Vida menos fácil para otros.

Son estos los momentos en los que amo ser minimalista.

No tengo nada que llevarme al nuevo departamento al que me mude. Salvo mis libros y un poco de ropa. Mi mujer tiene algo más de ropa. Para ser chica, tiene poca ropa también. Además de eso, juntos, tenemos al perro y a sus platos. Ahí termina nuestro «equipaje».

Si me pongo a pensar detenidamente me doy cuenta que tengo unas cuantas cosas más: La mesa de Ikea en la que estoy escribiendo en este momento más cuatro sillas de madera. Tengo un Bonsai también. Tengo un par de pesas y mi querida Kettelbell. Ahora sí. Creo que aquí sí termina mi «riqueza» material.

Gracias al minimalismo, estoy casi siempre listo para que me boten de cualquier lado.

No me han botado del trabajo nunca. Aunque quiero que me despidan del mío. Lo malo o bueno, según lo veas, es que soy demasiado responsable y no me pueden echar del trabajo por eso. Creo que al final tendré que renunciar por mis propios medios. Hummm. Puede que lo haga pronto. No tengo miedo a quedarme en la calle porque no le debo nada a nadie. Ni al banco. Ni al mercado negro. Ni a mis papás. Ni a mis suegros.

El minimalismo te hace la vida más simple. Hasta ser eyectado de algún lado se te hace fácil cuando no tienes casi nada o tienes muy poco.

Estos son los momentos en los cuales me siento tan bien yendo ligero. Sin premura y sin apuro.

Guinea Bissau hizo que me sienta muy bien conmigo mismo

Niños en Guinea Bissau
Niños en Guinea Bissau

En Guinea Bissau la gente muere de hambre todos los días.

Si no mueren de hambre o pasan hambre al menos. Mueren de SIDA. Hay mucha gente. Hay poca comida.

Guinea Bissau es uno de los países más pobres del mundo. Es un país con un gobierno corrupto. No es nada raro si nos ponemos a pensar que es un país con sucesivas guerras civiles desde los años 90s. Guerras civiles que se han llevado por grupos específicos buscando el control y el poder en el país.

Hoy, mi mujer me mandó un mail a las 7 y 22 minutos de la mañana con un mapa aéreo de Guinea Bissau (Ella es geógrafo y siente un placer inusual mandándole mapas a la gente). En él, se veía el pueblo de Pobreza. Así como lo oyes. Hay un pueblo en Guinea Bissau que se llama Pobreza.

Eso me puso a pensar en dos cosas:

1.- Mi mujer es una persona bastante inteligente y entendió la ironía del asunto.

2.- La gente de Guinea Bissau (como de muchos otros lados del mundo) pese a estar sumergida en un mundo de pobreza y pese que la única realidad que conoce es la pobreza en sí misma, aún puede auto realizar que son sumamente pobres. Más pobres que en cualquier otro lado y bautizar a uno de  sus pueblos, con dolor y sin ningún tipo de esperanza: Pobreza.

Al parecer en  Guinea Bissau la vida se ha estancado entre el tráfico infantil. La desnutrición. El SIDA. La explotación humana y la degradación del medio ambiente.

Es interesante incluso para mí (que suelo interesarme en las cosas más extrañas de este mundo) que un mail inocente a las 7 y  22 de la mañana, cambié la perspectiva con la que empiezo mi día. Haga que  piense un poco en la proporcionalidad de los problemas a los que yo, como ser humano, voy a enfrentar hoy.

¿Qué es lo peor que me puede pasar hoy? ¿Que a mi jefe no le guste mi trabajo? ¿Que la comida no este bien sazonada? ¿Que el pub de la esquina de mi casa venda las cervezas belgas que me gustan a un precio irrazonablemente alto? ¿Que mis amigos chilenos sigan poniendo fotos de su selección con la copa américa en el Facebook?

¿Son esos mis problemas? ¿Son esas las cosas a las cuales me enfrento día a día para sobrevivir?

Al parecer sí. Lo son.

Mi vida. Nuestra vida. La de todos los que hemos tenido la «suerte» de nacer y crecer en el «Primer Mundo» es tan increíble. Hemos tenido tanta puta suerte. Hemos sido bendecidos por los astros o por los arcángeles o por lo que te dé las ganas de creer.

A veces un simple mapa. Un simple foto. Una simple palabra. Un simple ensayo te hace tomar perspectiva. La real perspectiva de lo maravillosa que es tu vida. De la suerte que has tenido. De lo que podría ser pero no es.

La gente en Guinea Bissau va a seguir su vida de sufrimiento en condiciones casi infrahumanas. Nosotros podemos sacar algo de ello: Podemos estar agradecidos de no estar en su lugar.

Reserva Natural en Guinea Bissau.
Reserva Natural en Guinea Bissau.

Mi última semana…

Mi querida Negev y yo…Ah! y un amigo sobre mí…

No he escrito está última semana porque me fuí a entrenar al ejército.

Estuve en el campo con un calor de más de 40 grados centígrados. Me encontré de nuevo con mi querida Negev. Me encontré también con los amigos de siempre. Me encontré con una semana entera «durmiendo» bajo las estrellas y caminando infinidad de kilómetros con peso sobre mí. Me encontré hablando con mi compañero de navegación acerca de la bancarrota de la economía griega. De teología. De tomates hidrofólicos. De pornografía. De ética empresarial y de un sin número de temas que puedes hablar con alguien solo cuando llevas horas de horas caminando con él bajo la luz de luna buscando coordenadas concretas y contando pasos para no desviarte de una ruta planeada con horas  de antelación.

Estoy bastante cansado y las ideas no me fluyen realmente bien en este momento. Me es dificil concentrarme y plantear las palabras como debe ser. Después de innumerables horas sin dormir, gran parte de mis neuronas se han ido al tacho. Y hasta que las que quedan no empiecen a reconectarse como se debe voy a estar así como estoy, medio zombie.

Además de no dormir bien, no he comido bien. Joder, que en este ejército te matan de hambre. He comido cosas como estas:

Huevos duros, pan y puré de papas….Hummmm

O estas:

Eso que parece pollo frito es berenjena… Hasta mi Negev está tirada y cansada por falta de algo nutritivo…pobre…

Lo que necesito en este momento es una buena ola de sueño. Poner el aire acondicionado y remojar los pies en agua caliente. Es lo que necesito, pero no es lo que voy a hacer. En cambio me he sentado a escribir estas palabras pese a que con las justas puedo pensar. Además de eso voy a hacerme un excelente café y voy a llevar a mi perro a la playa más tarde. Memento Mori suena por mi mente. Memento Mori que el tiempo se acaba y descansaré ya en la tumba hasta el infinito.

Hoy por hoy: Café, escribir, ejercicio, playa, más café, alguna película, hacer el amor y a dormir como el dios judío  y los dioses griegos mandan.

Después de un par de horas de sueño bajo la estela de la Via Lactea. Despertándonos adoloridos. Machacados y jodidos para un nuevo día. Vale! La vida es bella…

Pero no quiero que pienses que lo he pasado mal. Nop. Pese al dolor y a todo lo difícil y desafiante que pueden llegar a ser las cosas en cierto momento. Precisamente por eso es que me siento más vivo que nunca. Siento que en unos días he vivido unos meses. Eso es lo que me pasa cada vez que estoy vestido de nuevo con el verde olivo del ejército que forma parte de mi vida y cada vez que me reencuentro con las personas que en muchos aspectos son mi familia. Los que morirían por mí como yo por ellos.

Es que no hay como defender la casa todos juntos… Aunque alguna gente del mundo piense lo contrario…Somos los «buenos» del cuento, algún día se darán cuenta…