Hace un año exactamente me resbalé en la ducha.
Era el 19 de Febrero del 2016.
Eran la 12:45 del medio día.
Después de varios días sintiendo que algo no andaba bien en mi cuerpo, entendí y acepté que yo no estaba bien.
Mi sistema nervioso estaba enfermo. Mis brazos y mis piernas de pronto perdieron su capacidad de respuesta.
Más tarde me enteraría que estaba enfermo de Guillain Barre-Miller Fisher. Pero en ese momento aún no lo sabia. No sabía nada salvo que los cubiertos se me caían de las manos y que me era extremadamente difícil cambiar la emisoras de la radio en el auto.
La caída en la ducha hizo que entienda que ya ni si quiera podía mantenerme en pie sin agarrarme. Y que mentirme a mi mismo y repetirme que esto no me está pasando a mí, no iba a solucionar ningún problema.
Cuando de pronto no puedes agarrar cosas o cuando de pronto ya no puedes caminar. Lo único que te importa en esta vida es volver a hacerlo.
No te importa más el dinero.
No te importa más el verte bien.
No te importa hacer un deadlift de 190 kg.
Solo quieres caminar.
Solo quieres amarrarte los pasadores. Sin que los dedos se te enreden. Sin que tengas que esforzarte un mundo en pegar el índice al pulgar.
Solo quieres ir al baño solo y sin ayuda. Sin tener que pasar vergüenza. Sin sentirte un impedido.
Yo solo quería estar como antes. Hasta hubiese aceptado estar peor que antes pero al menos hubiese querido caminar bien. Sin miedo a caerme. Sin sentir la ataxia en mis piernas y brazos.
Sin sentir tanto puto miedo.
Han pasado un año y siete días desde que me internaron en el ala de neurología del hospital de Tel Aviv.
Y ayer conocí a un bebe. El hijo de unos entrañables amigos . Nació hace unos días en el mismo hospital en el que yo estuve internado y en el que un enfermero árabe me ayudaba a ir al baño y luego me limpiaba el culo.
La vida es así. No se detiene. Unos nos enfermamos y salimos de eso. Otros nos enfermamos y ya no salimos a ningún lado. Otros nacen abriéndose campo en este mundo con un gran grito. Otros sencilla y llanamente no llegan a nacer.
Ahora al bebe le van a limpiar el culo. Al menos por unos cuantos años.
Yo ya me lo sé limpiar de nuevo. Gracias al cielo.
Un circo.
La vida es una tragicomedia multicolor y una mezcla de vivencias hermosas y de desastres.
La vida es un borrador de sí misma como decía Milán Kundera.
La vida es un bebe recién nacido. La vida es esperanza. Pero para mí, también es desapego.
La vida es eso. Vida. Y continuará fluyendo hasta que termine.
Me encanta, siempre me gusta leer todo lo que escribes. Un abrazo, ojalá nunca tengas necesidad de que te limpien el culo.
Viva, Mario.