No espero nada

Estamos a quincena de Enero. Estoy un poco atrasado para hablar de lo que espero de este nuevo año, pero como es corto, lo voy a tratar de resumir en una sola frase:

No espero absolutamente nada…

La verdad es que he aprendido a dejar mis expectativas al mínimo. Antes me imaginaba que me la iba a pasar haciendo solo cosas maravillosas a lo largo del año. Y cuando llegaba a Diciembre y miraba hacía atrás, descubría con algo de decepción que la mayoría de mi año no había sido tan excitante como lo había sido en mi imaginación.

Ahora mis expectativas se cocinan a fuego muy lento. No espero nada de esos próximos doce meses. Si espero algo de alguien, es de mí. Yo soy el que tengo el poder de hacer o de no hacer de mi año, algo que valga la pena.

Planes tengo (como todo el mundo), pero sé también, que los planes pueden cambiar de un momento a otro y que la vida te puede jalonear en las direcciones más inesperadas. Llevándote para el norte cuando te imaginaste estar en el sur. Metiéndote en la selva cuando supusiste que te la ibas  a pasar tomando té caliente en el desierto.

Hace un par de años que dejo de expectar algo con ímpetu. Me imagino lo que me gustaría que pase en un futuro bastante próximo pero mis deseos a largo plazo se han extinguido casi por completo. Este año tengo un par de planes, que espero  se concreten y si no se concretan, pues seguramente se concretarán el próximo. Uno de ellos es la escalada del Monte Kazbek en Georgia y el otro es leer por lo menos 36 libros. He elegido el número de 36, pensando en que puedo leer en término medio, un libro cada diez días. Hoy, quince de Enero, puedo dar cuenta que he leído libro y médio. El primero fue Travesuras de la Niña Mala de Mario Vargas Llosa. El segundo (que aún estoy leyendo en estos instantes) es Kafka en la Orilla de Haruki Murakami. Espero cumplir ambas metas.

Si se dan cuenta, ambas son bastante realistas.

Pienso que a principios de año la mayoría de gente hace lo que yo hacía hace un tiempo: Proponerse demasiados cambios. Y más aún, cambios totalmente radicales, como bajar 50 kilos  y comer super saludable y correr cuatro maratones y tener una figura esbelta y hacerte vegetariano y escribir un libro y leer 100 y salir a más citas y sonreír más y hacer cien amigos y etc etc etc… Gente que se entusiasma así  y se propone tal cantidad de cambios de un momento a otro, a lo único a lo que está condenada, es a una cruda y triste decepción. No podemos reinventarnos de un día para otro. Podemos cambiar sí, pero siendo realistas y conscientes de lo que somos, conociendo nuestros demonios, y haciéndolo de una manera madura y escalonada. De a poquitos y ha pasitos de bebe.

En fin, yo he llegado al punto en que no necesito proponerme cambios radicales, he aprendido que estos no realmente llegan a suceder. Entiendo que se deben de tener planes a corto plazo, lo más realistas posibles y que estén de acuerdo a nuestras posibilidades.

Así que recapitulando:

  • Las metas que puedas tener o cambios que quieras hacer, deben ser pocos, deben ser realistas.
  • Lo mejor es empezar con ellos de a poquitos. De manera gradual, evitando la frustración.
  • No esperes nada del año nuevo, lo que vaya a suceder, depende exclusivamente de ti.

Espero que tengas un excelente año y que lo que te hayas propuesto se cumpla sin premura. Gracias por leer.