Le pedí tomarle una foto. Me dijo que no. Le pedí a su amigo lo mismo. Él me dijo que sí. Levanté la cámara y apunté. El africano se enojó y me dijo que no le apunte la cámara. En ese momento tiré la foto.
Luego le dije que no le tomaría la foto a él. Que solo le tomaría la foto a su amigo. Un segundo después le tomé la foto al polaco solo.
El africano me preguntó por qué quería fotografiarlo. Le dije que me parecía guapo y que junto con el polaco hacían un buen contraste. El africano me sonrió y me mostró sus encías sin dientes. Me dijo que seguramente quería fotografiarlo porque soy policía. Le dije que no soy policía.
¿ Y por qué me quieres fotografiar entonces. Yo que soy un africano feo?
Porque eres bonito a tu manera. Le dije.
Soy bonito porque estoy con mi amigo polaco. Soy africano y el es polaco y bebemos juntos y somos amigos y yo lo quiero mucho…
El polaco hizo un gesto con los ojos como asintiendo.
Yo le dije al africano que yo soy sudamericano. Que soy de Perú. Y que es raro para mí tomarle fotos a un africano y aún polaco juntos en Israel.
Todos somos iguales, me dijo.
¿Perú es en Brasil?
No, Perú es al lado. Le dije.
Estamos un africano, un peruano y un polaco en un mercado de Israel. Dos de ellos están borrachos. Uno es fotógrafo callejero.
Todos sonreímos al final…