Saltar al contenido.

Mario Casaretto

Honestidad brutal

  • Inicio
  • Acerca de

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Entradas recientes

  • Bluebird
  • Lo que siempre he sido
  • Susurro
  • Romeo y Julieta
  • Una semana con mamá

Archivos

  • agosto 2021
  • febrero 2021
  • agosto 2020
  • junio 2020
  • noviembre 2019
  • septiembre 2019
  • agosto 2019
  • marzo 2018
  • marzo 2017
  • febrero 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • noviembre 2016
  • octubre 2016
  • septiembre 2016
  • mayo 2016
  • abril 2016
  • marzo 2016
  • febrero 2016
  • enero 2016
  • octubre 2015
  • julio 2015
  • junio 2015
  • mayo 2015
  • abril 2015
  • marzo 2015
  • febrero 2015
  • enero 2015
  • diciembre 2014
  • noviembre 2014
  • octubre 2014
  • septiembre 2014
  • agosto 2014
  • julio 2014
  • junio 2014
  • mayo 2014
  • abril 2014
  • marzo 2014
  • febrero 2014
  • enero 2014
  • diciembre 2013
  • noviembre 2013
  • octubre 2013
  • agosto 2013
  • julio 2013
  • junio 2013
  • mayo 2013
  • abril 2013
  • marzo 2013
  • febrero 2013

Categorías

  • africa
  • auto estima
  • cine
  • control de posesiones
  • control del ropero
  • Cuentos y Relatos
  • Ejercito
  • Everest Base Camp
  • Foto periodismo
  • guinea bissau
  • headspace
  • meditacion
  • miedo a la altura
  • miedos
  • minimalismo
  • nepal
  • Opinión
  • Sin categoría
  • suerte
  • vencer al miedo
  • vida simple

Meta

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Google. Metadata

El caso Bemjamin

image

Benjamin era un niño algo triste. Nadie lo quería mucho, precisamente, porque era un niño triste. Y, al parecer, estaba triste porque nadie lo quería.

Benjamin creció y se convirtió en un hombre triste. Un hombre al que nadie quería porque era un hombre triste. Al parecer estaba triste porque nadie lo quería.

Para suerte de Benjamin el año de su nacimiento fue el de 1981. Cuando cumplió 30 años en el año 2011 la Internet era de uso bastante cotidiano. Unos años antes había visto con sorpresa la trilogía de Matrix. Se había preguntado si algún día el mundo seria realmente así. Al empezar este párrafo me referí a que Benjamin ha tenido suerte. La tuvo porque fue un joven y ahora  es un adulto viviendo en esta época. En nuestros días todos nosotros generamos algo  que se llama Metadata. La generamos mientras usamos el teléfono. Mientras usamos el computador. Mientras vemos fotos en Facebook. Gracias a la metadata la tristeza de Benjamin  ha desaparecido.

¿Cómo diablos la tristeza puede desaparecer gracias a la Metadata te preguntarás?

Fácil. Google sabe lo que haces. Sabe más de ti de lo que tú sabes de ti mismo. Google absorbe tus actividades en Internet. Hace una pequeña operación de cálculo y determina donde trabajas. Cuantos años tienes. Tu estado social. Tus fantasías sexuales más recónditas. Tus deseos más profundos. Tus miedos más arraigados. Google sabe todo de ti. Como lo sabe de Benjamin. Google determinó que Benjamin es una persona triste. Una persona infeliz. Benjamin realizaba constantemente búsquedas acerca de muerte y suicidio. Una pequeña alarma se activa en un servidor. Se enumera automáticamente un caso. El caso  número 545233855#. «El caso Benjamin».

Un par de días más tarde Benjamin recibió un mail. Un mail de Google. El sistema le dijo que está preocupado por su estado de salud. El mail recitó que estaba invitado a las oficinas municipales de la empresa. Están a unas cuadras de su casa. En una de las miles de oficinas que Google tiene esparcidas por la ciudad. Benjamin duda pero sigue leyendo. «Le ofreceremos asesoría»… «La vida es algo que merece ser vivido». Benjamin no sabe que hacer. Quisiera mandar un mail diciendo que está enfermo. No lo hace porque él sabe que Google sabe que no lo está. Quizás podría decir que tiene problemas de familia. No lo hace porque sabe que Google sabe que está solo hace años y que sus padres han muerto en un accidente cuando el tenía 12.

Benjamin no atina a nada. Google sabe que él ya abrió el mail y que lo ha leído. No le queda más opción. No tiene otra salida.

Se levanta de la silla de su oficina mientras usa Uber para llamar a un taxi. Pone como destino:»Google Ramat Gan»… Es el 14 de Abril del 2020 y Benjamin saldrá feliz de aquella oficina.

#cuentos

Comentario
14 abril, 2016 Mario Casaretto
futuroGoogle. Metadata
Blog de WordPress.com.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • Mario Casaretto
    • Únete a 112 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Mario Casaretto
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra