El sentido

Sería interesante saber cuanto tiempo me queda de vida.

Mucha gente preferiría no saberlo. A mí me gustaría saber con exactitud cuándo, cómo y dónde todo terminará todo para mí. ¿Será en un par de años, en un par de meses, en un par de días, en un par de horas, en un par de décadas o en sesenta años más? ¿ Será en mi cama, en mi auto, en combate, en el hospital, en la calle o en la casa? ¿Será solo o acompañado? ¿Será con alguien que me quiere o sin nadie? ¿Será rodeado de amor o en el más duro de los olvidos?

Quizás el hecho mismo de saber puede aumentar el ímpetu que le pongamos a ciertas acciones, que de otro modo, quedarían sumergidas en la rutina o en el olvido. Si sabemos que el tiempo se acaba, nos volvemos menos ociosos y más egoístas. Yo vivo con el cronómetro (literalmente) en la mano, por eso soy un egoísta de mierda con mi tiempo, a veces.

Obviamente no conozco ni el día ni la hora en la que voy a dejar de existir. Pero tengo un Memento Mori tatuado en mi muñeca (que escondo con el reloj) que me recuerda que cada día que pasa, es un día menos. Que cada respiro que doy, es un suspiro que ya se fue para siempre. Que cada vez que acaricio a una persona o animal es una interacción menos con un ser vivo.

Al final la vida no tiene sentido (así creas lo contrario). O tiene, mejor dicho, el sentido que nos inventemos y que queramos darle. Algunos somos patriotas, otros religiosos, otros enamorados, otros padres y algunos somos una mezcla de todo eso. Algunos somos hinchas del fútbol, escritores, adictos al trabajo, adictos al sexo, o vemos en Trump y en su política ese sentido que tanto buscamos. Nosotros inventamos nuestro sentido o la pasamos buscándolo a lo largo de nuestra vida como Viktor Frankl en su obra El hombre en busca de sentido.

Muchas cosas han fluctuado en mi vida y muchas cosas diferentes le han dado sentido a mi existencia en una época u otra. A medida que crecí y me di cuenta que la vida es caos puro, deje de plantearme en buscarle el sentido a la vida y en su lugar, pase a darme sentido a mí mismo en el mundo.

Me di sentido haciendo lo que quiero y lo que me hace bien. Fotografiar y escribir me hacían bien desde que era un niño.

La fotografía la llevo muy cerca a mí todos los días. Todos los días tomo fotos. Todos los días edito fotos. Todos los días leo sobre fotografía. Además de mi trabajo de 9:00 a 17:00, la fotografía se vuelto para mí una herramienta que me permite mostrar como veo el mundo desde mi punto de vista.

Escribir me hacía bien hasta hace un tiempo. Lo dejé de hacer porque me di cuenta que no tenía mucho que decir. Toda la retórica de todas las ideas del mundo, está ya escrita. Este artículo, por ejemplo, no es más que un eco lejano de algunas de las miles de publicaciones parecidas, pertenecientes a miles de escritores que se vieron influenciados por miles de otros artículos leídos escritos por otros miles de escritores influenciados por otros… hasta la eternidad. O hasta que se inventó la escritura.

Pero, siguiendo la linea lógica de que nada tiene sentido en la vida y que debo de hacer lo que me gusta hacer siempre que pueda seguir haciéndolo, he decidido volver a escribir. No porque tenga mucho nuevo que decir. Sino, porque me es terapéutico y me ayuda a hacer catarsis. Míralo de esta manera: Si estás leyendo estas lineas, estás leyendo el jugo que sale de mi cerebro después de exprimirlo. Estás leyendo ideas que no puedo compartir con nadie porque nadie tiene la paciencia ni las ganas de escuchar peroratas pseudofilosóficas. Quizás no saques nada de ellas. Quizás aprendas algo. Quizás puedas ver que hay gente que piensa en el final de su vida a cada instante y aún así conservar el buen ánimo y la esperanza. Quizás llegues a pensar que soy un idiota más escribiendo tonterías. Puedes pensar lo que quieras. A mí no me importa.

A partir de ahora escribiré un artículo por semana por lo menos, sobre cualquier tema que me venga en gana. Supongo que podrás leer cada artículo por separado y en el orden que quieras.

Supongo también que puede que no leas nada y te importe un rábano gastar tu tiempo en estos artículos mediocres. Eso te lo dejo a ti. Yo me voy a poner a hacer lo mío.

Lo que posees

«Lo que posees acabará poseyéndote». Aquella frase la plasmó Chuck Palahniuk en su libro «Fight Club». Tyler Durden (el personaje principal del libro e icono cultural de nuestra generación) la escupió con su acostumbrado desprecio por el sistema, por lo que somos, por la cosa blanda e idiota en la que se ha convertido nuestra sociedad. «Lo que posees acabará poseyéndote» Piensa en la profundidad de estás palabras. Piensa en su mensaje intrínseco. Piensa en la forma en la que la materia se adueña de tu espacio. De tu tiempo. De tus fuerzas. Piensa en el peso.

¿Lo sientes? El pago de la hipoteca. Las cuotas del automóvil. Las deudas con el banco. La cantidad de utensilios que existen en el interior de tu casa. ¿Sientes el peso del «tener»?. En determinado instante de mi vida me sentí pesado. Cargando lastres de competitividad con el resto. Lastres de «Desear más y más cosas». Que un auto nuevo con no se cuantos caballos de fuerza. Que una ropa que este impresa con el apellido de algún diseñador de «renombre». Que algún vino de una bodega exclusiva. Que decoración por aquí. Que diseño por allá. Me sentí pesado y en cierto grado encorvado con el peso «del querer más». Con la eterna sensación de insatisfacción que invadía mi pecho antes de irme a dormir cada noche.

No se en que instante descubrí mi inclinación hacia el nihilismo. Pero un día dejé de ver el «sentido» intrínseco de la vida. Entonces hice una deducción lógica bastante simple: «Si la vida no tiene ningún sentido especial o ningún motivo; ¿ Qué sentido puede tener que tenga o no un Porsche Carrera o unos calzoncillos de Calvin Klein?» La respuesta fue simple: Ningún puto sentido. Quizás fue en el ejercito donde descubrí la falta de «orden y sentido» de la vida común y corriente. Quizás fue después. No lo se ni puedo recordar el momento exacto en el cual sucedió. Pero de que pasó, pasó. Puedo afirmar que en estos últimos años me he convertido en un Nihilista feliz.

Comencé hablando del libro «Fight Club». Hace unos días atrás  he vuelto a ver la película (protagonizada por Brad Pitt y Edward Norton)  después de unos diez años y la he comprendido en su total profundidad e importancia ideológica. Una de las frases que suelo usar en los último años es una de las tantas  joyas anti-sistema que se encuentran en la película (quizás la uso porque se me quedo clavada en el subconsciente desde la primera vez que vi la peli): «Trabajamos en empleos que odiamos y despreciamos para comprar mierda que no necesitamos». Nuestro sistema de vida nunca mejor resumido. Así es. Nos cargamos de un peso enorme porque sencilla y llanamente nuestros padres y la sociedad nos dijeron que «eso» era lo «correcto». Compra más es lo mismo que ser «más exitoso». Gastar más es lo mismo que ser » más poderoso». Vivimos en una utopía en la que nuestras cosas dan la forma al molde de nuestra personalidad. «Somos lo que tenemos». Nuestras propiedades han terminado devorando a nuestras almas y hay muy pocos dispuestos ha mantenerse fuera del juego y no verlo así.

Existe un problema. No nos damos cuenta casi nunca de que estamos metidos hasta el cuello en algo que nuca quisimos. Nadie te ha explicado que no necesariamente las cosas deben ser como son. Te voy a decir una sola cosa: La gente que tiene más dinero y más cosas NO necesariamente es más feliz. Obviamente que la gente que no llega a cubrir sus necesidades básicas es más infeliz que el resto del mundo. Pero una vez cubiertas esas necesidades el grado de felicidad no varia mucho entre una persona que tiene un KIA del dos mil  o un Mercedes-Benz del año. Estoy escribiendo estás lineas porque estoy convencido de que la mayoría de ustedes no suele ver las cosas desde otra óptica y suelen conformarse con lo que «hay» o con lo que la sociedad dice que esta «Bien».

Resumiendo y poniéndolo en puntos:

  • Mira la película el Club de la Pelea o lee el libro.
  • El Nihilismo no es una corriente filosófica de locos. Considerarse nihilista es una señal profunda de inteligencia.
  • La gente que tiene más dinero NO es necesariamente más feliz que el resto.
  • Ser exitoso en la vida no debe estar relacionado a la cantidad de dinero que tienes en la billetera.
  • No eres lo que tienes.
  • Eres un ser humano inteligente. Piensa por ti mismo y no hagas «todo» lo que el resto hace o te manda a hacer.

Como dijo Epicuro: «Si quieres ser rico no aumentes tus bienes… Disminuye tu codicia.»