Voy a dejar de lado el relato de mi pequeño Asia trip para más adelante. He avanzado varios posts al respecto aunque no tengo muchas ganas de publicarlos. Quizás no tengo ganas de hacerlo porque siento o presiento en que no hay sentido alguno en publicarlos por el momento. Quizás como lo puse en el post anterior: «Este no es un blog de viajes». Además en este último tiempo. Durante y después del viaje a Nepal he sentido y siento la necesidad de comunicar cosas a mi parecer un poco más profundas e importantes. Siento que debo escribir sobre lo que siento y no siguiendo un patrón predeterminado o para un público predeterminado. Al fin y al cabo este es un blog personal.
Debo confesar que muchas de mis ideas y de mi manera de pensar estas precondicionadas a lo que he aprendido en la vida. A lo que he visto. A lo que he escuchado. A lo que he leído. Pueden tener algo de cierto. Pero no son la verdad absoluta. Son la verdad para mi. Que vivo aquí y ahora en la realidad en la que me tocó vivir.
Hace años cuando quise comenzar a correr. Me di cuenta que necesitaba algo de motivación. Cuando no encuentras algo en tu corazón o en tu cerebro vas y lo buscas en internet. Eso hice en aquel momento. Busqué motivación para correr y me topé con un post que me marco: «Como empezar a correr» del blog «El sentido de la vida» (ya cerrado) de Javier Malonda. El post hace reír demasiado y además realmente te motiva a correr. A partir de ahí he seguido los sucesivos posts y blogs de Javier Malonda y he sido un silencioso pero fiel testigo de su evolución como escritor y como ser humano.
Cuento sobre Javier porque a partir de su blog y de sus recomendaciones me deslicé a muchos otros blogs existenciales. Algunos de vivencias. Otros filosóficos. Otros no tanto. Y descubrí una inmensa gama de gente que escribía sobre cosas interesantes. Gente de mi edad. Gente más joven. Gente más vieja describiendo el minimalísmo existencial y la vida misma desde sus puntos de vista a veces opuestos y a veces similares. Han pasado ya unos años en los que estoy metido en la onda de los blogs. Los leo mucho más de lo que escribo. Gran parte de la capacidad que tengo hoy en día para lidiar con los problemas diarios se la debo a un gran guru del blogging: Leo Babauta y su blog Zen Habits. Gracias a Leo y a sus tips simplificadores realmente he disfrutado lo que es vivir mi día a día sin ira.
Ahora estoy aquí. Escribiendo estás lineas. Han pasado ya más de seis años desde aquel post de Javier Malonda. Han pasado un par de años después de haber leído mis primeros posts de Leo Babauta. Han pasado quizás tres desde que leí por primera vez mis primeros artículos acerca de minimalísmo. Hoy por hoy no puedo decir que soy un minimalista profesional ni mucho menos. Tampoco puedo decir que sea un ser humano que haya alcanzado la «realización» que todo el mundo busca. Sencilla y llanamente soy una persona mucho más consiente de mis debilidades. Con muchas más confianza en mis fortalezas. Menos proclive al consumismo compulsivo. Pudiendo resumirlo todo en una palabra diría que soy mucho más «consciente».
Si puedo poder mi granito de arena y contribuir a seas «consciente» y sientas con toda su fuerza y energía el instante en el que estás sumergido/a en «este preciso momento». Estás palabras ya habrán valido la pena.
Mira a los lados. Observa la pantalla de tu ordenador. Las letras negras en el fondo blanco. Escucha tu respiración. Siente el ruido de fondo. ¿No es rico estar vivo?