Foco

Aprender a enfocarme es quizás uno de los hábitos que más rédito me ha dado.

Enfocarse requiere práctica, constancia y estar en ello la mayoría del tiempo.

Cuando aprendes a estar enfocado, tu efectividad aumenta de manera exponencial y por ende tu productividad se dispara hacia las nubes. Prácticamente todo mejora cuando te enfocas. Tu trabajo. Tus relaciones. Tus entrenamientos. Tu manera de escribir. Tu día a día y por ende todos tus días.

Pero mantenerte enfocado cuesta. Es difícil renunciar a todas las distracciones que nos rodean y dedicarnos a UNA sola tarea (al fin y al cabo, a eso se le llama foco). Más aún, hoy en día, con los teléfonos funcionando como recordatorios de que hay un mundo inmenso y excitante que suplica por un poquito de nuestra atención. Te llueven whatsapps, notificaciones de Facebook, notificaciones del mail, una llamada perdida, un mensaje de texto, un tweet. Todo eso está ahí haciendo que te sientas ocupado. Útil. Vivo. Acompañado. Pero ¿enfocado?…nop.

Porque enfocarse es renunciar. Renunciar a todas las infinitas posibilidades de hacer infinitas cosas y dedicar TODA tu atención solo a UNA. Y esa única cosa se va a convertir en tu mundo entero en ese preciso instante.

Hemos crecido en un mundo multitasking, en el que hacer varias cosas a la vez es visto como productivo. Aunque si haces un pequeño experimento  y te dedicas a hacer cinco cosas a la vez, o en su lugar, las mismas cinco cosas en un orden de una tras otra; te darás cuenta que terminas antes haciéndolas una por una.

Un proverbio Zen dicta: «Cuando camines, camina. Cuando comas, come…»

Y esto lo puedes llevar a cualquier rincón de tu vida. Desde tu productividad en la oficina. Dedicándote a hacer una tarea tras otra y no todas a la vez. Hasta tu relación de pareja: Cómo puedo estar con alguien cuando estoy metido en el teléfono. Sumergido en el mundo paralelo del Instagram o del Facebook. Obviamente, físicamente, puedo estar con alguien y estar a su lado. Pero mi mente no está ahí. Así que no estoy. Y cada vez estamos menos. Y cada vez nos enfocamos menos en las personas reales que nos rodean. El aprender a enfocarte te puede ayudar a controlar eso. Cuando estés con alguien pues aprende a estar. No hagas más nada por unos minutos que estar ahí. prestándole atención, identificándote con esa persona, interactuando al cien por cien.

Como dije antes: Enfocarte requiere práctica y constancia. Puedes tener todas las intenciones del mundo de querer vivir una vida dentro del foco pero si estás rodeado de distracciones lo más probable es que no puedas hacerlo. Así que primero lo primero.

Para empezar a enfocarte debes eliminar TODAS  o la mayoría de las distracciones que te rodean.

¿Quieres escribir? Apaga tu teléfono. Créeme que no va a pasar nada si lo haces. ¿No lo quieres apagar? Ponlo en silencio. Pon la pantalla hacia abajo y déjalo ahí. No lo voltees hasta que hayas terminado la cantidad de palabras que te habías propuesto escribir. Este proceso es el que yo repito cada vez que escribo un post o cualquier cosa. Es magnífico.

¿Quieres tener un buen entrenamiento? Pues lo mismo. Concéntrate en cada uno de los músculos que estás activando. Piensa en tu respiración, en tu resistencia, en la velocidad con la que late tu corazón. Si tu cuerpo está en actividad, pues préstale TODA tu atención. Obviamente apaga el teléfono también.

¿Quieres pasa un buen momento de pareja? Concéntrate en el instante. Enfócate en él o en ella. Conversa, sonríe, mírala/lo a la cara. No tejes que un tweet te arruine el momento.

Y así sucesivamente. Enfocarte en una sola actividad/tarea va a hacer que seas más eficiente. Esa eficiencia va a dejarte más tiempo libre y ese tiempo libre lo puedes llenar haciendo cosas que te gustan.

Sigo aprendiendo cada día. Hay días que pierdo el foco completamente y me encuentro nuevamente en la multitaréa. Pero apenas me doy cuenta, regreso al foco lo más pronto posible y produzco más en menos.